En el año 2012, Hacienda estableció un sistema de aplazamientos para el pago de impuestos, que permitía a los contribuyentes realizar el pago de sus deudas tributarias en cuotas mensuales y aplazarlo en el tiempo. Este sistema se aplicaba a los impuestos sobre la renta (IRPF), sociedades (IS) y al valor añadido (IVA).

Es importante señalar que, aunque el sistema de aplazamientos estuvo en vigor durante todo el año 2012, hubo una modificación en julio de ese año, que estableció que los intereses de demora para los aplazamientos solicitados en ese momento serían del 4%. Esta medida se tomó con el objetivo de mejorar la liquidez de los contribuyentes, en un momento en el que la crisis económica estaba afectando a la economía española.