Por otro lado, el rendimiento neto hace referencia al ingreso una vez que han sido aplicadas las deducciones y gastos permitidos en la ley fiscal. En este sentido, es el resultado de restar al rendimiento íntegro los gastos deducibles, tales como gastos de trabajo, donaciones, entre otros.

Es importante mencionar que, en términos generales, el rendimiento íntegro y el rendimiento neto deben ser iguales en el caso de la mayoría de los contribuyentes, sin embargo, existen algunas situaciones en las que pueden diferir. Por ejemplo, en el caso de los autónomos, el rendimiento íntegro puede ser superior al rendimiento neto debido a los gastos que pueden ser deducidos de sus ingresos para obtener el resultado final.