En España, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es el principal impuesto sobre la renta que se aplica a los ciudadanos. Una de las bases imponibles en la que se divide el IRPF es la base imponible del ahorro, que se refiere a las ganancias y pérdidas patrimoniales obtenidas por el contribuyente en un determinado ejercicio fiscal.

La ley establece que se considera ganancia patrimonial toda diferencia positiva entre el valor de adquisición y el de transmisión de un bien o derecho patrimonial. Por el contrario, se considerará pérdida patrimonial toda diferencia negativa entre estos dos valores. Sin embargo, existen una serie de excepciones y regímenes especiales que pueden modificar o excluir la consideración de una ganancia o pérdida patrimonial.

En resumen, las ganancias y pérdidas patrimoniales que integran la base imponible del ahorro en la declaración de la renta del año 2013 son aquellas obtenidas por la venta de bienes o derechos, así como por los rendimientos de inversión. Estas se gravan de forma progresiva y se aplican una serie de reducciones y beneficios fiscales en determinadas situaciones.