Hasta hace unos años, los contribuyentes en España tenían la opción de realizar la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por el sistema de devengo. Este sistema permitía declarar los ingresos y gastos en el año en que se devengaban, es decir, en el que se generaban, independientemente de cuándo se cobraban o pagaban.

Esta modificación supuso un cambio importante para los contribuyentes, ya que en el sistema de devengo podían declarar ingresos que, en realidad, no habían recibido en efectivo. Por ejemplo, un trabajador podía incluir en su declaración del año anterior una paga extra que le correspondía cobrar en enero del año siguiente.

La eliminación de la declaración por devengos buscó acabar con estas situaciones de doble imposición y alinear el sistema tributario español con las prácticas fiscales internacionales. A pesar de que en un principio esta medida generó cierta controversia entre los contribuyentes, con el tiempo se ha convertido en una práctica común y aceptada en el ámbito fiscal en España.