La venta de acciones está sujeta al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) cuando se obtienen ganancias patrimoniales. Las ganancias patrimoniales son aquellas obtenidas por la diferencia entre el precio de venta y el precio de adquisición de las acciones.

En caso de obtener una ganancia patrimonial, esta se incluirá en la base imponible del ahorro del IRPF y tributará a un tipo impositivo que oscila entre el 19% y el 23% en función del importe de la ganancia obtenida. De esta forma, se deberá pagar el impuesto correspondiente a la Agencia Tributaria en la declaración de la renta correspondiente al ejercicio en el que se ha realizado la venta de las acciones.

Es importante tener en cuenta que, para poder aplicar estas reglas fiscales, es necesario disponer de los documentos y certificados necesarios que acrediten la compra y venta de las acciones, así como cualquier otro gasto asociado a la operación (comisiones de intermediación, gastos de custodia, etc.).

En casos de pérdidas patrimoniales, estas se podrán compensar con otras ganancias patrimoniales en la declaración de la renta del mismo ejercicio o en ejercicios posteriores, siguiendo las normas y límites establecidos por la ley.

En resumen, la venta de acciones está sujeta a IRPF y es importante tener en cuenta las normas y procedimientos fiscales para realizar la declaración de la renta correctamente y cumplir con las obligaciones tributarias correspondientes.