El Rendimiento Integro en Módulos es una modalidad de tributación prevista en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en España. Esta forma de tributar está dirigida principalmente a los autónomos y a profesionales que realizan actividades económicas por cuenta propia.

Para poder acogerse a este sistema, es necesario cumplir una serie de requisitos, como tener una facturación anual de hasta 250.000 euros (en algunos casos se permite hasta 350.000 euros) y que la actividad económica que se realiza esté incluida en los epígrafes de estimación objetiva que establece la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT).

Sin embargo, también existen algunas limitaciones y desventajas en este sistema, como la imposibilidad de deducir gastos reales, lo que puede suponer una pérdida fiscal para algunos contribuyentes. Además, en algunos casos, la cuantía fija establecida puede no ajustarse a la realidad del negocio, lo que puede llevar a pagar más impuestos de lo que corresponde.