Las pérdidas patrimoniales en la base general del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) son aquellas que se generan por la enajenación o transmisión de bienes o derechos que no están afectos a actividades económicas. Esto significa que no se trata de actividades empresariales, profesionales o agrícolas, sino de la venta de patrimonio personal como acciones, inmuebles u otros activos.

Otro requisito importante es que la pérdida patrimonial no puede ser compensada con ganancias patrimoniales en la base general del IRPF, sino que solo puede ser compensada con otras pérdidas patrimoniales en el mismo período impositivo o en los 4 años siguientes. Además, las pérdidas patrimoniales en la base general no pueden ser compensadas con rentas del trabajo ni con rentas del ahorro.

En resumen, las pérdidas patrimoniales en la base general del IRPF son aquellas derivadas de la enajenación de bienes o derechos no afectos a actividades económicas, que pueden ser compensadas con otras pérdidas patrimoniales y están sujetas a ciertas limitaciones y requisitos para su consideración en la declaración de la renta.