En la declaración de la renta del año 2012 en España, existían unos límites establecidos para los rendimientos del trabajo que determinaban si un contribuyente tendría que presentar la declaración o no. Estos límites estaban relacionados con el importe de los ingresos obtenidos por el contribuyente en el año anterior y con la naturaleza de dichos ingresos.

Sin embargo, existían algunas excepciones a este límite general. Por ejemplo, aquellos contribuyentes que hubieran obtenido rendimientos íntegros del trabajo de más de 11.200 euros y menos de 22.000 euros pero que hubieran obtenido, además, rendimientos del capital mobiliario (como intereses de cuentas bancarias o dividendos de acciones) superiores a 1.600 euros, también estarían obligados a presentar la declaración.

En resumen, en la declaración de la renta del año 2012 en España, los límites de los rendimientos del trabajo determinaban si un contribuyente estaría obligado a presentar la declaración o no. Estos límites dependían del importe de los ingresos obtenidos por el contribuyente y de la naturaleza de dichos ingresos, como los rendimientos del capital mobiliario o los ingresos de diferentes pagadores.