La Ley de Sucesiones de Cataluña entró en vigor en 2012 con el objetivo de actualizar y mejorar la regulación de las sucesiones y donaciones en la comunidad autónoma. Esta ley afecta directamente al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que es un impuesto cedido a las comunidades autónomas y que grava las adquisiciones mortis causa (por fallecimiento) y las donaciones.

También se introduce una nueva tarifa autonómica, eliminando las tarifas estatales y estableciendo un tramo autonómico progresivo que va desde el 5% al 21%. Además, se establecen nuevas reducciones en la base imponible del impuesto, como por ejemplo la reducción del 95% en la vivienda habitual y en la empresa familiar.

En resumen, la Ley de Sucesiones de Cataluña 2012 supuso una actualización y mejora en la regulación de las sucesiones y donaciones en la comunidad autónoma, con una rebaja en la carga fiscal para los herederos directos, la introducción de una nueva tarifa autonómica y nuevas reducciones en la base imponible del impuesto, y la posibilidad de aceptar la herencia a beneficio de inventario para limitar la responsabilidad patrimonial de los herederos.