La solicitud de aplazamiento en el pago del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es una opción que permite a los contribuyentes españoles fraccionar el pago de sus impuestos en cuotas más pequeñas y a plazos. Sin embargo, existe la posibilidad de que esta solicitud sea denegada por parte de la Agencia Tributaria, lo cual puede acarrear diversas consecuencias para el contribuyente.

Además, la denegación del aplazamiento puede llevar a la imposición de sanciones por parte de la Agencia Tributaria. En concreto, si el contribuyente no paga el impuesto en la fecha establecida, se le aplicarán recargos por cuota recaudada fuera de plazo, que pueden ascender hasta el 20% del importe adeudado, en función del tiempo transcurrido desde la fecha de vencimiento.

Por último, es importante tener en cuenta que la denegación del aplazamiento no exime al contribuyente de la obligación de presentar la declaración del IRPF en plazo. En caso de no presentarla, se impondrá una sanción por presentación fuera de plazo, que puede ascender a 150€. Por lo tanto, aunque se solicite un aplazamiento, es necesario cumplir con la presentación de la declaración en la fecha establecida.