La clasificación de subarrendamiento se refiere a la situación en la cual un arrendatario cede el uso y disfrute de una propiedad que ha alquilado a un tercero, a cambio de un precio. En este tipo de situación, se establece una relación de subarrendamiento, donde el arrendatario inicial se convierte en el subarrendador y el tercero en el subarrendatario.

Se deben distinguir dos tipos de subarrendamiento: el subarrendamiento total y el subarrendamiento parcial. En el primero, el subarrendador cede la totalidad del inmueble en alquiler, mientras que en el segundo solo cede parte de la propiedad, reservando una parte para su propio uso. En este último caso, el subarrendador debe informar al arrendatario inicial sobre las condiciones de la subarrienda y obtener su consentimiento previo.

En cuanto al aspecto fiscal, el subarrendamiento debe ser declarado en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por parte del subarrendador, quien deberá incluir en su declaración la renta percibida por el subarrendamiento, deduciendo los gastos correspondientes y aplicando las mismas reducciones que se aplican al arrendamiento habitual. Por otro lado, el subarrendatario también deberá incluir en su declaración la renta derivada del subarriendo. En resumen, el subarrendador actúa como arrendatario indirecto del arrendador inicial, mientras que el subarrendatario se convierte en un ´inquilino´ del subarrendador.