El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en España permite a los contribuyentes realizar la declaración de la renta de forma individual o conjunta. La opción de cambiar de modalidad de declaración, es decir, de pasar de declarar de forma individual a conjunta o viceversa, puede tener un impacto significativo en el resultado final de la liquidación del impuesto.

La principal diferencia entre ambas modalidades radica en la forma en que se aplican las deducciones y las escalas de gravamen. En una declaración individual, cada cónyuge o pareja de hecho tiene derecho a sus propias deducciones y se aplica la escala de gravamen correspondiente a sus ingresos. En cambio, en una declaración conjunta, los ingresos y deducciones de ambos se suman, pudiendo resultar en una menor carga impositiva al aplicarse una escala de gravamen más baja.

Otra consideración a tener en cuenta es que la opción elegida para un ejercicio fiscal, ya sea individual o conjunta, se aplica a todos los años siguientes, a menos que se cumplan ciertas circunstancias excepcionales. Por lo tanto, es importante valorar bien la decisión de cambiar de modalidad de declaración, ya que puede tener un impacto a largo plazo en la tributación de la unidad familiar. En caso de duda, lo mejor es consultar con un experto en esta materia, como un asesor fiscal o un contador público especializado en IRPF.