La reducción del 40 por ciento del IRPF es una medida que se aplica en España desde el año 2015, con el objetivo de incentivar el emprendimiento y la inversión en empresas de nueva creación. Esta medida se aplica a los rendimientos del trabajo y de actividades profesionales obtenidos por los contribuyentes que participen en el capital social de una sociedad, siempre que la participación sea inferior al 40 por ciento.

Esta medida ha sido muy aclamada por los emprendedores y pequeños empresarios, ya que supone una importante disminución en la carga fiscal y les permite reinvertir una parte de sus beneficios en el crecimiento y desarrollo de su empresa. Sin embargo, también ha sido criticada por algunas asociaciones de consumidores, que consideran que esta reducción beneficia únicamente a los contribuyentes con una situación económica más favorable, y no a la mayoría de la población.