Los ingresos de explotación en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) son aquellos obtenidos por el contribuyente como resultado de su actividad empresarial, profesional o artística.

Los ingresos de explotación se consideran como tales cuando se derivan de la gestión estricta del negocio del contribuyente, es decir, de la compra y venta de bienes o la prestación de servicios. Esto incluye tanto los ingresos por la venta de productos o servicios, como los derivados de arrendamientos de bienes o rendimientos de actividades económicas.

Dentro de los ingresos de explotación se incluyen también aquellos obtenidos por el contribuyente a través de sociedades mercantiles en las que participe, siempre y cuando esta participación sea mayoritaria y ejerza funciones de dirección o gerencia.

En resumen, los ingresos de explotación en la renta de las personas físicas son aquellos obtenidos por el contribuyente como resultado de su actividad empresarial, profesional o artística y se calculan mediante el método de estimación directa en la base imponible del impuesto. Estos ingresos están sujetos a la tarifa progresiva del IRPF y deben estar relacionados con la actividad principal del contribuyente y estar justificados económicamente.