El contrato de arrendamiento financiero, también conocido como leasing, es una forma de adquirir bienes a través del pago de cuotas periódicas, a modo de alquiler, que incluyen tanto el uso del bien como la posibilidad de adquirirlo al final del plazo establecido. En España, este tipo de contrato está regulado por la Ley 26/1988, de 29 de julio, sobre disciplina e intervención de las entidades de crédito.

El arrendatario (la persona que alquila el bien) podrá deducir en su declaración de la renta las cuotas de arrendamiento como gasto deducible del rendimiento de capital inmobiliario. Sin embargo, esta deducción está limitada al 15% de la base imponible correspondiente al rendimiento neto del alquiler. Además, en caso de que el bien sea utilizado por el arrendatario para su actividad empresarial o profesional, estas cuotas podrán deducirse hasta el límite del rendimiento neto de la actividad.

En resumen, el contrato de arrendamiento financiero tributa en el IRPF como rendimiento del capital inmobiliario, con la posibilidad de deducir las cuotas de arrendamiento como gasto y con repercusiones en el cálculo de la ganancia o pérdida patrimonial al finalizar el contrato. Por ello, es importante contar con asesoramiento profesional para gestionar adecuadamente este tipo de contratos y optimizar su tributación en la declaración de la renta.