Las ganancias y pérdidas patrimoniales son aquellos rendimientos obtenidos por la venta o transmisión de bienes o derechos en un determinado año fiscal. En el caso del IRPF de España, estas ganancias y pérdidas deben declararse en la declaración de la renta correspondiente al año en que se hayan producido.

En primer lugar, se pueden aplicar una serie de gastos deducibles que sirven para reducir el importe de las ganancias y, por tanto, el montante final a pagar por el contribuyente. Entre estos gastos se encuentran los gastos de adquisición (precio de compra del bien o derecho), los gastos de mantenimiento, mejora o reparación del bien, así como los gastos derivados de la transmisión, como comisiones de intermediarios o notarios.

En resumen, las ganancias y pérdidas patrimoniales del año 2011 en España estuvieron sujetas a un tipo impositivo del 21% o 25%, con posibles reducciones en función de gastos deducibles y tipo de activo transmitido. Aunque pueden resultar un trámite complejo a la hora de realizar la declaración de la renta, es importante conocer y cumplir con las obligaciones fiscales en este ámbito para evitar posibles sanciones por parte de la Agencia Tributaria.