La estimación directa simplificada es un régimen de tributación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que se aplica a los contribuyentes que realizan actividades económicas y cuyo volumen de ingresos no supera los 600.000 euros anuales. Dentro de este régimen, existen conceptos que no son deducibles y que deben ser tenidos en cuenta a la hora de determinar la base imponible del impuesto. Uno de estos conceptos son las provisiones no deducibles.

Algunos ejemplos de provisiones no deducibles en la estimación directa simplificada pueden ser las reservas para posibles sanciones o multas, pagos a antiguos empleados, planes de pensiones o cualquier tipo de reserva que no esté justificada por la realidad de la actividad económica. Estas provisiones deben ser calculadas de acuerdo a normas contables y fiscales y deben ser registradas en la contabilidad de la empresa, pero no serán tenidas en cuenta a la hora de determinar el beneficio neto sujeto a tributación en el IRPF.