En primer lugar, es importante tener en cuenta que el vendedor del inmueble debe tributar por el importe total de la operación en el momento en que se produce la venta, independientemente de cuándo se efectúen los pagos aplazados. Esta tributación se realiza en el ejercicio en el que se perfecciona la operación, es decir, cuando se firma la escritura de compraventa y se transfiere la propiedad del inmueble al comprador. Por lo tanto, aunque el vendedor no haya recibido la totalidad del precio acordado, debe incluirlo en su declaración de IRPF como un ingreso en el ejercicio de la venta.

Por otro lado, para el comprador, cada uno de los pagos aplazados se considera una adquisición del inmueble. Por lo tanto, en su declaración de IRPF deberá incluirlo como un gasto deducible en el ejercicio en el que se efectúen los pagos. Cabe destacar que si el comprador es una persona física y el inmueble es su vivienda habitual, podría optar por la deducción por vivienda habitual en su declaración de IRPF, siempre y cuando cumpla con los requisitos establecidos por la ley.