El término «consumos+de+explotación» hace referencia a los gastos totales que una empresa ha tenido en el ejercicio fiscal correspondiente a la explotación de su actividad económica. Esto incluye tanto los costos directos relacionados con la producción o venta de bienes y servicios, como los gastos indirectos necesarios para mantener la actividad en funcionamiento.

En términos fiscales, los «consumos de explotación» son deducibles en el impuesto sobre la renta de sociedades (IS) y en el impuesto sobre la renta de personas físicas (IRPF), siempre y cuando estén directamente relacionados con la actividad económica y se puedan justificar. Esto significa que la empresa o el autónomo pueden restar estos gastos de sus ingresos a efectos de tributación, reduciendo así la cuantía del impuesto a pagar.

En resumen, los «consumos de explotación» son una parte fundamental de los gastos de una empresa y pueden tener un impacto significativo en su resultado fiscal. Es importante que las empresas y autónomos tengan un buen control y registro de estos gastos para poder deducirlos adecuadamente en su declaración de impuestos y reducir así su carga fiscal.