Todas las personas que obtengan rentas superiores a determinados límites establecidos por la ley en España deben declarar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Estas rentas pueden ser de distinta naturaleza, como por ejemplo, sueldos, pensiones, rendimientos del capital mobiliario e inmobiliario, ganancias y pérdidas patrimoniales, entre otros.

Por otra parte, también están obligados a declarar aquellos trabajadores por cuenta propia o autónomos, siempre y cuando su rendimiento neto supere los 1.000 euros anuales, así como aquellos cuya actividad económica no esté acogida al sistema de estimación objetiva o módulos. Además, las personas que generen plusvalías o beneficios en operaciones de venta de bienes también deberán presentar la declaración del IRPF. En cualquier caso, es importante tener en cuenta que existen determinadas excepciones y situaciones especiales que pueden afectar a la obligación de declarar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en España, por lo que es recomendable asesorarse adecuadamente en cada caso particular.