El IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) en España es el impuesto que grava los rendimientos obtenidos por las personas físicas en un determinado período de tiempo. Uno de los tipos de rendimientos que están sujetos a este impuesto son los rendimientos de capital mobiliario, que son aquellos que provienen de la posesión o transmisión de determinados bienes, como por ejemplo acciones, bonos, dividendos, intereses y alquileres.

Esta deducción se refiere a los gastos de administración y representa un porcentaje sobre el rendimiento neto del capital mobiliario. El rendimiento neto se calcula restando de los ingresos obtenidos los gastos necesarios para su obtención, como por ejemplo comisiones bancarias o gastos de gestoría. El porcentaje de esta deducción varía en función del tipo de rendimiento de capital mobiliario, siendo del 15% para los intereses y del 20% para los rendimientos de dividendos y seguros de vida.

En resumen, los gastos de administración son deducibles en la declaración de la renta en el caso de rendimientos de capital mobiliario, siempre y cuando estén sometidos a retención y no superen la cantidad máxima establecida. Esta deducción permite reducir el importe del impuesto a pagar, beneficiando a los contribuyentes que generan este tipo de rendimientos.