En el año 2011, en España, se estableció una desgravación en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para aquellas personas que hubieran adquirido un ordenador personal (PC) u otros dispositivos informáticos. Esta medida tenía como objetivo fomentar la modernización tecnológica de los hogares y mejorar la formación digital de la población.

Además, la desgravación estaba limitada a un máximo de 400 euros por adquisición de un único equipo informático, y solo sería aplicable a aquellos dispositivos que estuvieran destinados al uso personal y no a la actividad profesional. En otras palabras, no se podía incluir en la declaración de la renta la compra de un PC o elementos informáticos que se utilizaran para fines empresariales o profesionales.

En resumen, en el año 2011 existía una desgravación en el IRPF por la compra de un PC u otros dispositivos informáticos, siempre y cuando se cumplieran ciertos requisitos y el importe deducible estaba limitado a 400 euros. Sin embargo, en la actualidad, esta medida ya no está en vigor.