Los gastos de locomoción son aquellos que se generan como consecuencia del desplazamiento de una persona en el ejercicio de su actividad profesional o empresarial. Estos gastos están sujetos a la normativa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en España y deben ser tenidos en cuenta en la declaración anual de este impuesto.

Además, se especificó que los gastos de transporte público, como autobús, metro o tren, se podían deducir en su totalidad, siempre y cuando se pudiera justificar con el correspondiente título de transporte. Por otro lado, para los gastos de vehículo propio, se debía aplicar una cantidad fija por kilómetro recorrido, que en el año 2012 ascendía a 0,19 euros por kilómetro.

Es importante tener en cuenta que estos gastos debían estar relacionados directamente con la actividad empresarial o profesional y su justificación no debía resultar excesivamente gravosa. En caso de no poder justificar los gastos de locomoción o no cumplir con los límites establecidos, estos no podrán ser deducidos en la declaración de IRPF.