En España, la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) establece una serie de beneficios fiscales para aquellas personas que presentan una incapacidad permanente total reconocida por la Seguridad Social. Este tipo de incapacidad supone una limitación en la capacidad de trabajo de la persona, pero no le impide realizar otras actividades laborales.

El grado de discapacidad se determina mediante un dictamen emitido por un Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), que evalúa el grado de limitación en la capacidad de trabajo de la persona. Dependiendo de este grado, la reducción en la base imponible será mayor o menor. Por ejemplo, si se tiene un grado de discapacidad entre el 33% y el 65%, se puede aplicar una reducción del 33% en la base imponible del rendimiento del trabajo.