El Impuesto sobre Hidrocarburos es un tributo que grava los productos derivados del petróleo y otros combustibles, con el objetivo de recaudar fondos para el Estado y también como medida de control y regulación del consumo de estos bienes.

En el año 2012, el Impuesto sobre Hidrocarburos sufrió una importante modificación en su cálculo y tipos impositivos, introduciendo una tasa medioambiental en función del contenido de azufre de estos productos. Esta medida tuvo como objetivo incentivar el uso de combustibles menos contaminantes y reducir la huella de carbono del país.

En resumen, el Impuesto sobre Hidrocarburos es un gravamen de gran importancia para el Estado español, tanto por su función recaudatoria como por su papel en la protección del medio ambiente y la regulación del consumo de combustibles. En el año 2012, este impuesto sufrió modificaciones significativas en su cálculo y tipos impositivos, buscando adaptarse a la situación económica y medioambiental del país en ese momento.