En España, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es un impuesto progresivo y cedido a las Comunidades Autónomas (CCAA). Esto significa que cada Comunidad Autónoma tiene su propia legislación y competencias para establecer los tipos impositivos y deducciones aplicables en su territorio.

Para determinar la comunidad autónoma de residencia, se toman en cuenta factores como la vivienda habitual, el lugar de trabajo y la mayoría de ingresos. Cada contribuyente sólo puede tener una comunidad autónoma de residencia a efectos fiscales, aunque puede tener propiedades o ingresos en otras regiones.

Además, cada comunidad autónoma tiene la capacidad de establecer deducciones y bonificaciones en su IRPF, lo que puede beneficiar a los contribuyentes residentes en esa región. Esto significa que el importe final del IRPF a pagar puede variar en función de la comunidad autónoma de residencia.