Por otro lado, se introdujo un nuevo tipo de IRPF del 21% para las rentas del trabajo superiores a 300.000 euros anuales. Este tipo impositivo se aplicará a las indemnizaciones por despido que superen los 300.000 euros, lo que significa que las rentas más altas tendrán que hacer frente a un mayor porcentaje de retención en el IRPF en caso de ser despedidos.

En resumen, la fiscalidad del ERE en 2012 estableció un mayor grado de gravamen para las indemnizaciones por despido, especialmente para las rentas más altas, y eliminó la exención fiscal para las indemnizaciones más bajas. También se estableció una exención para los trabajadores mayores de 53 años en caso de que sufran un despido en el marco de un ERE.