La renta del capital, por su parte, se refiere a todos los rendimientos obtenidos a través de la inversión en bienes y patrimonio. Dentro de esta categoría se encuentran los intereses de cuentas bancarias, bonos, acciones y dividendos, así como también los alquileres de propiedades y las plusvalías por la venta de bienes inmuebles o acciones.

Es importante tener en cuenta que cada tipo de renta puede estar sujeto a diferentes tipos impositivos y deducciones, por lo que es necesario analizar detalladamente cada caso para realizar correctamente la declaración del IRPF. Además, es fundamental mantener un registro adecuado de todos los ingresos, gastos y retenciones correspondientes a cada tipo de renta para evitar errores en la declaración y posibles sanciones por parte de la Agencia Tributaria.